Tres días después del tiroteo al supermercado de la familia de Antonela Roccuzzo, la mujer de Lionel Messi, una nueva balacera conmueve a los vecinos de Rosario. Un grupo de sicarios, armados con pistolas y ametralladoras, aparecieron a la madrugada del domingo en el barrio de la comunidad Qom, en Empalme Graneros. Había chicos jugando en la calle Cabal al 1300 bis cuando los “soldaditos” comenzaron a disparar sin parar. Los chicos trataron de escapar, pero varios cayeron heridos, y un chico de 11 años, falleció por una bala que le atravesó el pecho. En ese baño de sangre contra niños el resultado fue atroz: dos chicos de 13 y una pequeña de dos años terminaron internados en grave estado, con balazos en el cuerpo.

Durante la madrugada también se produjo otro crimen en el que fue asesinado un joven de 24 años en el oeste. Jonatan Suárez fue ejecutado de dos disparos, uno en la cabeza y otro en la espalda. Es el quinto homicidio en las últimas 24 horas. En lo que va del año se cometieron 63 homicidios en 64 días.

La policía detectó a los atacantes minutos después, mientras huían por los callejones oscuros y los techos en ese barrio atravesado por una pobreza estructural, donde la droga también caló hondo en la comunidad Qom. El ataque se produjo horas después del festejo de un cumpleaños de un chico del barrio. Por eso había tantos niños y adolescentes en la calle el domingo a la madrugada.

El miedo dejó sin palabras a los familiares de las víctimas. Los efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) tuvieron que pedir autorización a la autoridad de la comunidad Qom para poder entrevistar a los parientes y vecinos. Nadie quería contar nada.

Ese es uno de los barrios más violentos de Rosario. Está ubicado en la zona oeste, y es un sector donde patrullan las fuerzas federales, que no logran parar la violencia. En Empalme Graneros y en Ludueña se produjeron unos 40 homicidios el año pasado en los enfrentamientos entre bandas rivales, que tributan a Esteban Alvarado y a Ariel Cantero, líder de Los Monos.

Durante los últimos meses empezó a aprovecharse de ese caos de tiros y muertos uno de los proveedores de cocaína de Los Monos, Julio Rodríguez Granthon, quien es un traficante peruano, que está preso en el penal de Ezeiza con dos condenas sobre su espalda. El viernes su celada iba a ser allanada en el penal bonaerense, porque se sospecha que sigue operando desde la penitenciaría federal. El operativo se pospuso porque ese día estaban siendo allanadas las celdas en Marcos Paz, Ezeiza y Rawson de integrantes de la banda de Los Monos, acusados de crímenes y venta de drogas desde la cárcel.

En los allanamientos que se realizaron tras el ataque a este grupo de niños en el barrio Empalme Graneros, la policía secuestró un arma particular que se habría utilizado en el hecho: una ametralladora casera, fabricada artesanalmente que tiene un alto poder de fuego, ya que utiliza munición 9 mm. Armas de ese tipo fueron secuestradas el año pasado en el sur de Rosario y en un caso se usaron para atacar a un policía que recibió diez disparos y logró salvar su vida, tras estar internado dos meses.

Rosario volvió a ser en 2022 una de las ciudades con mayor tasa de homicidios del país al registrar 286 asesinatos, número que supera la cifra más alta desde que se llevan estadísticas oficiales (en 2013), en un contexto de fragmentación de las bandas criminales que operan en el mercado del narcomenudeo y que emplean la violencia altamente lesiva como instrumento y marca de identidad.

La violencia contra los menores de edad se incrementó el año pasado, cuando Rosario tuvo un récord de homicidios al llegar a 288 en 2022. Durante ese año, según datos oficiales del Observatorio de Seguridad Pública, se produjeron 37 homicidios de menores de edad.

Uno de los casos más resonantes ocurrió en noviembre, cuando dos adolescentes de 14 y 15 años fueron asesinados en un Fonavi ubicado en el barrio Triángulo Moderno, una de las zonas más violentas de Rosario.