Starship de SpaceX, la compañía del magnate Elon Musk, despegó este jueves con éxito desde su base en la costa de Texas, Estados Unidos.

Si bien explotó pocos minutos después sobre el Golfo de México, no pudiendo cumplir la misión de volar durante una hora y media que tenía programada, la empresa lo consideró un éxito.

La nave espacial no alcanzó la órbita, pero no fue un fallo fatal.

El objetivo de esta misión del «cohete más grande y poderoso jamás construido» era efectuar un primer vuelo de prueba, antes de transportar personas y carga a la órbita terrestre, la Luna y Marte.

El supercohete, formado por una nave (Starship) y un propulsor (Super Heavy Rocket) completamente integrados, pudo despegar en este ocasión después del intento fallido del lunes, cuando los técnicos de la compañía del multimillonario desistieron al detectar que una válvula de presurización estaba congelada.

La ventana de lanzamiento de 62 minutos se abrió a las 8:28 de la mañana hora de Texas (13:28 GMT) y en esta ocasión el Starship sí pudo despegar sin contratiempos rumbo al espacio. Hasta que explotó poco después.

Una vez resuelto el problema técnico que obligó a suspender el despegue el pasado lunes 17 de abril, la nave ya está lista para iniciar su primer vuelo de prueba.

SpaceX publicó mensajes en Twitter tras el lanzamiento, en el que dijo que “Starship experimentó un rápido desmontaje no programado antes de la separación de la etapa”.

“Como si la prueba de vuelo no fuera lo suficientemente emocionante, Starship experimentó un rápido desmontaje no programado antes de la separación de la etapa. Los equipos continuarán revisando los datos y trabajando para nuestra próxima prueba de vuelo”.

Además, ​la compañía destacó que los equipos seguirán revisando los datos y trabajando para la “próxima prueba de vuelo”.

Por su parte, Elon Musk felicitó al equipo y admitió haber aprendido mucho para próximos lanzamientos.